[English version below]
¡Hola a todos!
Lo primero, debo disculparme por el gran retraso. Siento haberos tenido esperando novedades, pero creo que la espera ha merecido la pena. Aquí teneis a los Dioses Estelares, los devoradores de soles... Los C'tan:
Los C’tan:
El Embaucador:
Los mayores logros del Embaucador se sustentan en el engaño y la mentira y ha erigido su imperio de miedo mediante la manipulación y la desconfianza. Sutil y encantador, su dominio de las medias verdades y de la falsedad ha condenado planetas y ha conducido a grandes líderes a la esclavitud; y todo por mera diversión del señor del engaño. En épocas pasadas, cuando los Necrontyr todavía estaban recubiertos de carne, el resto de los C’tan aprendió a evitar la influencia del Embaucador. Solo unos pocos fueron consumidos por esta entidad en sí misma; otros fueron empujados a luchar entre ellos.
A través de los imposibles golfos del tiempo desde el momento en que la raza Necrontyr se transformó, todo su conocimiento se convirtió en polvo. Los únicos artefactos que sobrevivieron a aquella época fueron los Necrones y las monolíticas tumbas de estasis. Estos solamente conservan un resquicio de aquellos tiempos pasados y están corrompidos por una morbidez alienígena que los hace casi incomprensibles. Se dice que las leyendas eldars contienen muchos fragmentos de historias verdaderas sobre los C’tan, con oscuras referencias sobre las hazañas de Asuryan y Eldanesh, Isha y Kurnous. Pero incluso ellos reconocen que sus dioses nacieron fruto de una época de guerra en el cielo que había existido entre los Ur-folk y los Yngir y que databa del inicio de la creación. Resulta imposible distinguir verdad y mito al hablar de los C’tan, aunque, dada su naturaleza, quizá sea un error siquiera intentarlo.
De todos los denominados "dioses estelares" ("C’tan" en los antiguos escritos necrontyr, "Yngir" para los Eldars), el conocido como el Embaucador es el más astuto y caprichoso. Lo poco que se conoce de él indica que incluso los Necrontyr sabían muy poco sobre esta entidad cuando la descubrieron y pronunciaron las palabras de duración eónica que su disipada forma podía percibir. Se dice que su manifestación fue causa de gran alegría entre los Necrontyr, impactados por su transición fluida a una forma terrenal y la facilidad con la que se había adaptado al reino material. Primero le llamaron Mephet’ran, el Mensajero, pues creyeron que era un puente entre su raza y el resto de dioses estelares.
Mientras los C´tan empezaban a reunir seguidores y adeptos, el Mensajero pronto superó al resto. Los dioses estelares parecían demasiado distantes e inspiraban miedo a muchos Necrontyr, pero Mephet’ran se aparecía con formas que ellos conocían y podían entender. Quizá se debía a que nunca había llegado a ser tan poderoso como los otros C´tan y utilizaba su astucia y habilidad para asegurarse el futuro. Existen indicios de que muchos Necrontyr se convirtieron en sus esclavos por propia voluntad, pero el Mensajero los envió a servir a otros dioses, quizá temeroso de la envidia que podía provocar su poder cada vez mayor. El Mensajero alimentó el odio de los Necrontyr por los Ancestrales y los condujo a una guerra que devastaría la galaxia.
La traición de los Necrontyr:
Por todos es sabido que, mientras se preparaban las líneas de batalla, el increíble poder de los C’tan significó un gran regalo para los Necrontyr. La corta vida de su raza, enferma de una existencia incierta, obtendría la inmortalidad, pero a un exorbitante precio.
Consagrándose a los dioses estelares, los Necrontyr serían consumidos y luego resurgirían. Sus mentes serían introducidas en máquinas de metal orgánico, como las de sus propios dioses, y así, liberados de su baja esperanza de vida, podrían llevar a cabo su venganza contra los Ancestrales durante milenios sin miedos ni dudas.
Así lo proclamó el Mensajero; pero, a pesar de sus palabras melifluas, los Necrontyr mostraron sus dudas ante esta perspectiva. Los que aún no se habían rendido a los dioses fueron sometidos por los que sí lo habían hecho, pero no pudieron ser persuadidos para cometer tal acto de fe. Fue en este momento cuando el Embaucador mostró su verdadero rostro para sumir a los incrédulos en el camino de la fe mediante promesas de reflexión y compromiso. Se vieron superados por los creyentes y forzados a aceptar su destino final. Entonces, los creyentes se sumaron a las relucientes filas de máquinas no vivas y la raza Necrontyr fue purgada y se convirtió en los actuales Necrones, condenados a servir eternamente.
La guerra entre los dioses:
Mientras los C’tan obtenían el poder, se dice que el Embaucador fue el primero en predisponer a unos contra otros, puesto que las cosechas de poblaciones crecían poco y sin fuerza. Conducidos primero por la valentía y después por la desesperación, los C’tan lucharon con una total indiferencia hacia sus esclavos, que perecieron a millones, y consumieron sistemas estelares enteros. En una vorágine de pactos y traiciones, el Embaucador engañó y consumió a varios de sus seguidores, a los que declaró el mejor de todos los festines. Pero el Embaucador continuaba siendo el más débil de los C’tan y siempre debía tener cuidado de evitar a los más poderosos.
Las leyendas Eldars cuentan que el paraíso creado por los Ancestrales había sido destruido durante las guerras con los Yngir. Para cuando los Ancestrales estuvieron preparados para contraatacar con eficacia, solo quedaban cuatro deidades C’tan y la vida casi se había extinguido en toda la galaxia. La leyenda habla de que el Dios Chacal ayudaba y traicionaba a ambos bandos por igual y que siempre se mantenía a distancia del conflicto para poder sacar ventajas de cualquier oportunidad o debilidad. Cuando ambos bandos fueron conscientes de las maquinaciones del Embaucador, este empleó todo un abanico de personificaciones y formas falsas con las que esconder su presencia.
Las dudas y desconfianzas sembradas por el Embaucador entre las razas jóvenes contribuyeron más a la causa de los dioses estelares que todas las legiones y flotas de la galaxia. Cuando los C’tan abandonaron su último gran trabajo y se refugiaron en la seguridad de sus mundos necrópolis ante el apocalipsis que se avecinaba, el Embaucador fue el último en partir. Ahora que la larga búsqueda de mejores condiciones de vida ha hecho reemerger a las terribles majestades estelares, Mephet’ran ha sido el primero en volver.
Nuevos inicios:
El Embaucador ha pasado milenios en la galaxia buscando seguidores e interfiriendo sus acciones con la intención de perturbar a los de su raza. Nuevamente, el Mensajero cuenta con seguidores vivos entre los Adeptus Mechanicus y con ellos ha logrado reunir a muchos parias a los que ha convertido en sus nuevos esclavos. Incluso ha tenido éxito al localizar los potentes Talismanes de Vaul, armas muy poderosas forjadas por los Eldars antes de la Caída con las que destruir a los C’tan si volvían a despertar.
Mediante sutiles maquinaciones, el Embaucador ha destruido la mayoría de estos terribles artefactos y ha puesto los demás permanentemente fuera del alcance de los Videntes. La guerra que tuvo lugar para lograr este objetivo provocó la destrucción de todo un sector que englobaba cientos de planetas y sistemas estelares enteros, una destrucción de una magnitud como nunca se había visto desde la Guerra Celestial. El sufrimiento sin límite causado no significa nada para el Embaucador; sería capaz de destruir el Sector Gótico mil veces con tal de lograr sus objetivos. En épocas recientes, el Embaucador ha comunicado que necesita al resto de dioses estelares en el caso de que los C’tan deseen reafirmar su reinado una vez más. El legado de los Ancestrales persiste y las que antaño fueran razas esclavas deben ahora ser metidas en vereda.
El Portador de la Noche:
El Portador de la Noche es la encarnación de la muerte, un dios sádico con poder para deshacer las estrellas. Se recrea causando daño y sufrimiento no solo para alimentarse, sino simplemente porque tiene poder para hacerlo. Su mirada resulta mortífera y su poderosa guadaña se ha deleitado con la muerte de civilizaciones. Con una nave imbuida de su poder, el Portador de la Noche ha destruido sistemas estelares enteros por capricho y se ha regocijado con las incontables y agónicas muertes de billones de seres vivos.
Con la extinción de la raza Necrontyr, mucho de lo que se conocía de los dioses estelares se convirtió en mitología, aunque el conocimiento del Portador de la Noche ha permanecido latente en cada raza desde aquella época. La guerra entre los Ancestrales y los C’tan desencadenó fuerzas más allá de todo entendimiento y el sufrimiento causado a las razas más antiguas no puede comprenderse del todo. De todos los dioses estelares, el Portador de la Noche es el más antiguo y el que más daño ha causado en la galaxia, pues enseguida descubrió que el terror y la angustia se encontraban entre los manjares más apetitosos.
El nacimiento de la muerte:
La propia estrella bajo la que los Necrontyr vivían sus cortas y mórbidas vidas dio origen al Portador de la Noche, una energía tan grande como la de un sol. En su búsqueda de un arma con la que derrotar a los Ancestrales, los Necrontyr se volvieron hacia la mística energía coalescente que se alimentaba de la fotosfera de su estrella. El primero de los C’tan en manifestarse mediante el incorpóreo puente estelar fue el Portador de la Noche, que trajo consigo la maldición que había perseguido a la raza Necrontyr desde su nacimiento. Después de tanto tiempo alimentándose del nutritivo pero insípido poder de las estrellas, el Portador de la Noche encontró mucho más de su agrado las delicias epicúreas de la ira y el miedo de los Necrontyr, así que destruyó a aquellos que le habían dado la vida alimentándose de la esencia de su terror y su sufrimiento. Su apetito no tenía límite y solo mediante plegarias desesperadas los Necrontyr pudieron convencer a la criatura que habían convocado de que existían otras razas más allá de su mundo de las que podría alimentarse, innumerables especies que destruir.
Poco después, los Necrontyr despertaron los poderes de muchos más dioses estelares y se convirtieron en sus servidores en la guerra contra los Ancestrales. Como el resto de dioses estelares, el Portador de la Noche buscó adoradores y esclavos, aunque muchos de sus servidores pronto descendieron al abismo de la locura, pues eran incapaces de soportar las terribles y sangrientas visiones que comportaba su simple presencia. Acostumbrado como estaba a una dieta de masacres, nada más podía satisfacer su hambre, así que el Portador de la Noche pronto se embarcó en la guerra contra los Ancestrales sembrando la destrucción en regiones enteras del espacio en nombre de su monstruoso apetito.
Una época de masacre:
La guerra contra los Ancestrales resultó un conflicto como nunca antes había conocido la galaxia y que esta aún tendría que soportar otra vez, con ambas fuerzas poseyendo el poder de la creación en la palma de sus manos. A medida que la lucha se intensificaba y la escala de destrucción aumentaba, el Portador de la Noche olvidó cuál era la causa por la que luchaba, contento de poder destruir y alimentarse a voluntad. El Portador utilizó sus poderes para llegar hasta las mentes de las razas jóvenes y plantar las semillas de sus miedos más oscuros, alimentándose así de todas las especies cuya existencia estuviera bañada por el temor a la muerte y la mortalidad. Al final, el Embaucador llevó la perdición al Portador de la Noche cuando lo convenció de que los festines más suculentos eran las energías vivas de sus compañeros C’tan. Así empezó un reinado de asesinatos en el que el Portador de la Noche reunía todos sus poderes para destinarlos a cazar y consumir a sus compañeros dioses. Mientras los C’tan luchaban entre ellos, otros siguieron el ejemplo del Portador de la Noche y empezaron a devorarse entre sí, pero ninguno pudo igualar la magnitud de sus masacres.
Cuando los Ancestrales contraatacaron, el Portador de la Noche se había dado un festín con la mayoría de los C’tan y ya solo quedaban cuatro. La anarquía provocada por el contraataque de los Ancestrales y la plaga de los Esclavizadores (criaturas de la Disformidad capaces de usar como marionetas a los psíquicos, que acabaron con los últimos Ancestrales) obligó a los C’tan supervivientes a abandonar su última gran obra y retirarse a sus tumbas de estasis. Un miedo primordial hacia el Portador de la Noche se había extendido en la psique de muchas más razas de las que nunca podría haberse alimentado, pero no le importaba. Se había convertido en la personificación de la muerte en la memoria colectiva de cada raza y el terror a la muerte era el regalo que hacía a la galaxia. Los Eldars lo conocían como Kaelis Ra, el Destructor de la Luz, mientras que para la incipiente raza humana era simplemente el Segador. De todas las razas jóvenes, sólo los Krork escaparon del apetito del Portador de la Noche, quedando así su raza libre del miedo a la muerte.
La traición final:
Mientras el Portador de la Noche se preparaba para comenzar su largo sueño, las últimas maquinaciones del Embaucador salieron a la luz. Había revelado a sus enemigos la localización del mundo necrópolis del Portador de la Noche y una armada de naves alienígenas intentó destruir al dios de la muerte antes de que pudiese escapar a su tumba de estasis. No lograron su objetivo, pero mandaron el arma más potente del Portador de la Noche al Inmaterium, un reino que se considera una maldición para los dioses estelares, evitando así que acumulara las vastas cantidades de energía que requería para poder sobrevivir a su sepultura.
Sin embargo, el Portador de la Noche simplemente permitió que sus seguidores perecieran mientras subsistía gracias a los escasos bocados que ya había tomado. Los milenios pasaron y el Portador de la Noche estuvo al borde de la extinción, puesto que sus reservas de energía apenas eran suficientes para mantenerlo con vida. Pero, gracias a la intervención de una de las razas jóvenes, el Portador de la Noche pudo obtener la energía necesaria para despertar. Aunque debilitado debido a su largo sueño, logró escapar de su tumba en el planeta Pavonis y saltó al espacio para alimentarse en las estrellas y hacerse fuerte una vez más.
Antes de la Plaga de los Esclavizadores:
Las primeras menciones al Dragón del Vacío lo relacionan con la tecnología de una forma que indicaría que poseía una increíble afinidad y habilidad para controlarla. En una transcripción de una Vox-comunicación entre el Inquisidor Horst y el Tecnosacerdote Alagos, el Dragón es mencionado como el más poderoso de los dioses estelares y que tenía la capacidad de crear guerreros casi invencibles. Asimismo, se menciona que los guerreros podían canalizar relámpagos hacia sus enemigos, algo que quizás estuviera relacionado con el campo de rayos del Líder Necrón, aunque la impresión que da el texto es que tendría un uso más extendido, quizás haciendo del campo de rayos algo estándar, de una forma similar al campo de disrupción. Los Necrones de entonces, aunque mucho más poderosos que los emergidos recientemente, fueron detenidos por una fuerza de guerreros Eldar conocidos como los “Caballeros de Hierro”, o simplemente “Caballeros”, potenciados por las almas de Eldars difuntos. Esto sucedió antes del nacimiento de Slaanesh, por lo que las almas de los Eldars no serían consumidas, aunque a dónde iban no está claro.
Parece ser que los artefactos Eldar eran inmunes a los rayos de energía de los Necrones, lo que indicaría que estos Necrones no estaban armados con las conocidas armas Gauss, quizás una modificación posterior hecha tras estas batallas. Es posible que estos Caballeros de Hierro estén de alguna forma conectados con la antigua Guardia Espectral, puesto que guardan un notable parecido con ellos. También estaban dirigidos por Gigantes-Espectro, probablemente relacionados con los Señores Espectrales, una vez más muy similares. Se dice que muchas oleadas de Necrones fueron enviadas en su contra, pero ninguno pudo vencer a los Caballeros de Hierro, casi invencibles como eran.
En el tiempo ganado con el uso de los Caballeros de Hierro, el dios Eldar de la Forja, Vaul, creó los Talismanes de Vaul, o las Fortalezas de Piedra Negra, como se los conoce en el Imperio. Estos también estaban potenciados por las almas de Videntes Eldar, y fueron usados por Vaul para atacar al Dragón del Vacío. Aquí la leyenda Eldar termina, y hay pocos datos sobre el resultado, aparte de la propia opinión del Inquisidor, que consideraba que el ataque había fallado.
Historia reciente:
Esta es la mayor parte de la información disponible, que da al Dragón un carácter misterioso:
Traducción de un artefacto Eldar:
Sólo menciona brevemente al Dragón del Vacío, indicando que “la luna-Vaul hará nacer al Dragón”. Es posible que el término “luna-Vaul” se refiera a Marte, o a otro Mundo-forja.
Interrogatorio del Tecnoadepto Uvochi:
Recoge la localización del Dragón en Marte, específicamente en el Laberinto Noctis, un área visitada por cinco cruceros ligeros Necrones clase Sudario. Aunque solo uno aterrizó exitosamente en la superficie de Marte, cada una de las naves sobrevivió alarmantemente bien, incluso contra las mayores defensas del Imperio, hasta que todos fueron finalmente vaporizados.
Características distintivas del Dragón del Vacío:
- Puede tener su base en Marte.
- Puede que sea adorado por algunos de los Adeptus Mechanicus como el Dios-Máquina.
- Puede estar alimentándose para poder regresar con todo su poder.
- Controla y consume a sus víctimas lentamente mediante el uso de implantes tecnológicos.
- Puede que sea capaz de controlar tecnología a grandes distancias.
Antes de la Plaga de los Esclavizadores:
El Extraño o El Loco (o El De Fuera, traduciendo literalmente el inglés) tiene incluso menos historia escrita que el Dragón del Vacío. Toma parte en una de las interpretaciones de la causa de las guerras entre los C’tan. Se dice que el Dios Que Ríe de los Arlequines engañó al Extraño para que consumiera a su propio hermano C’tan. También se dice que el Extraño, una vez engañado, estaba deseoso de consumir otros C’tan para lograr su ascensión al poder, pero algunos de los que devoró permanecieron vivos en su interior, volviéndole loco. Tenía también una presencia infernal, y causaba la locura a todos los que se le acercaran, haciendo que muchos se suicidaran antes que tener que enfrentarse al Extraño.
El Extraño comparte algunas características similares con el Portador de la Noche, como que mirarle producía terror, algo muy parecido a la infusión de terror del Portador de Terror en las razas jóvenes creadas por los Ancestrales. Asimismo, otra fuente es una danza de los Arlequines sobre el preciso momento en que el Dios Que Ríe engañó a los C’tan para que se consumieran entre ellos, aunque en este caso el C’tan engañado es definitivamente el Portador de la Noche. Estos parecidos no están respaldados específicamente por ninguna información del trasfondo y por lo tanto es improbable que sean el mismo, y hay fuentes que muestran muchas diferencias entre los dos.
Historia reciente:
El Extraño aún tiene que regresar en una forma reconocible. Estas son las referencias más importantes que se conocen hasta ahora:
Traducción de un artefacto Eldar:
El artefacto solo tiene una mención al Extraño: “El Que Está Fuera será atraído a la cosecha”. Implicaría que es llamado así porque está físicamente fuera de algo, posiblemente la galaxia.
Información deducida de un Arlequín Vidente de Sombras llamado Morilla:
Este artículo da un resumen del comienzo de la guerra entre los C’tan, afirmando que fue el Dios Que Ríe quien convenció al Extraño para que consumiera a los otros C’tan. También da información sobre el odio de los Arlequines hacia el Extraño así como la completa locura de éste.
Vidente Maechu de Ulthwé:
Este texto da una breve descripción de los dominios del Extraño, posiblemente incluso de su mente. Habla de geometrías invertidas y de un laberinto ilógico. También relata cómo capturaba sus “cosechas” y las volvía locas pero les permitía conservar una pizca de esperanza, incrementando así su tortura. Asimismo, sus presas no pueden escapar de su reino.
Ex-Adepto Cortswain:
La conversación entre el ex-Adepto Cortswain y el Tecnoadepto Phineus podría ser una indicación sobre el Extraño. Cortswain menciona a “Aquel que vive Más Allá, el Señor de la Locura.” Además, el incidente de los Skitarii (tropas del Adeptus Mechanicus) volviéndose locos y matándose entre ellos en actos de locura extrema encaja más con el Extraño que con cualquier otro C’tan.
Características distintivas del Extraño:
- Enloquecido.
- Empuja a los demás a la locura y la muerte.
- Algunos aspectos en él son similares a los del Portador de la Noche.
--------------------------------------------------------------------------
Hi everyone!
First of all, I must apologise for the great delay. I'm sorry for having you wait for news, but I think the expectancy has been worth it. Here you are, the Star Gods, the sun eaters... The C'tan:
The C’tan:
The Deceiver:
The Deceiver’s greatest feats are based on tricks and lies and he has built his terror empire through manipulation and mistrust. Subtle and charming, his mastery in half truths and falseness has doomed planets and has driven great leaders into slavery – and all for mere fun of the master of delusion. In past ages, when the Necrontyr were still covered in flesh, the rest of the C’Tan learnt to avoid the influence of the Deceiver. Only a few were consumed by this entity itself – others were driven to fight amongst themselves.
Through the impossible gulfs of time since the moment the Necrontyr race was transformed, all their knowledge turned into dust. The only artefacts surviving from that period are the Necrons and the monolithic stasis tombs. These only keep a trace from those past times and are corrupted with an alien morbidity that makes them almost incomprehensible. It is said that the Eldar legends contain many pieces of true stories about the C’Tan, with dark references to the deeds of Asuryan and Eldanesh, Isha and Kurnous. But even they admit that their gods were born as a result of a time of war in heaven between the Ur-Folk and the Ungir dating from the beginning of the creation. It’s impossible to tell truth and myth when talking about the C’Tan, although, given their nature, maybe it might be an error even to try.
Amongst all the so-called “Star Gods” (“C’tan” in the ancient Necrontyr writings, “Yngir” for the Eldar), the one known as the Deceiver is the most cunning and voluble. The little knowledge about him proves that even the Necrontyr didn’t know much of this entity when they discovered it and pronounced the words of eonic duration its dissipated form could perceive. It is said his manifestation caused great joy among the Necrontyr, amazed by his fluent transition to an earthly shape and the ease he had adapted to the material realm. At first they called him Mephet’ran, the Messenger, as they believed he was a link between their race and the rest of the Star Gods.
While the C’tan were starting to gather followers and adepts, the Messenger soon surpassed the rest. The stellar gods looked too distant and inspired fear to many Necrontyr, but Mephet’ran appeared with shapes they knew and could understand. Maybe the reason was he had never got to be as powerful as the other C’tan and he used his cunning and skills to ensure his future. There is evidence that many Necrontyr turned into his slaves willingly, but the Messenger sent them to serve other gods, maybe fearing the envy that his bigger and bigger power could provoke. The Messenger fuelled the hate of the Necrontyr to the Old Ones and drove them into a war that would devastate the galaxy.
The treason of the Necrontyr:
Everyone knows that, as the battle lines were readied, the incredible power of the C’tan meant a great present to the Necrontyr. The short life of their race, ill from an uncertain existence, would get the immortality, but with an exorbitant price.
Consecrating themselves to the Star Gods, the Necrontyr would be consumed and then they would resurge. Their minds would be introduced into organic-metal machines, like those of their own gods, and so, freed from their short life expectancy, they would be able to exact their revenge against the Old Ones through millennia without fears or doubts.
So did the Messenger proclaim it – but, however honeyed his words were, the Necrontyr showed doubts about this perspective. Those that hadn’t surrendered to the gods were subjugated by those who had, but they couldn’t be persuaded to commit such an act of faith. It was in that moment when the Deceiver showed his true face to throw the non-believers into the path of faith with promises of reflexion and compromise. They were overpowered by the believers and forced to accept their final fate. Then, the believers joined the shining lines of non-alive machines and the Necrontyr race was purged and turned into the actual Necrons, doomed to serve eternally.
The war among the gods:
While the C’tan obtained the power, it is said that the Deceiver was the first to predispose one against another, since the harvests of populations grew little and weakly. Driven first by courage and later by desperation, the C’tan fought with no regard to their slaves, who died in millions, and consumed entire stellar systems. In a maelstrom of pacts and treasons, the Deceiver tricked and devoured some of his followers, who he declared the best of feasts. But the Deceiver was still the weakest of the C’tan and he always had to avoid the most powerful ones.
The Eldar legends tell that the paradise created by the Old Ones had been destroyed during the wars against the Ungir. When the Old Ones were at last ready to counter-attack efficiently, there were only four C’tan deities left and life had almost extinguished in the entire galaxy. The legend says that the Jackal God helped and treasoned both sides equally and he always kept himself away from the clash so he could take advantage on any chance or weakness. When both sides realised the Deceiver’s schemes, he used a wide range of personifications and false shapes to hide his presence.
The doubt and mistrust planted by the Deceiver among the young races contributed more to the stellar gods’ cause than all the legions and fleets of the galaxy. When the C’tan left their last great work and took shelter in the safety of their necropolis worlds before the incoming apocalypse, the Deceiver was the last one to leave. Now that the long search for better life conditions has made re-emerge the terrible stellar majesties, Mephet’ran has been the first to come back.
New beginnings:
The Deceiver has spent millennia looking for followers and interfering with their actions intending to perturbate those of his race. Once again, the Messenger count with live followers among the Adeptus Mechanicus and through them has achieved to gather many pariahs who he has turned into his new slaves. He even has succeeded in locating the potent talismans of Vaul, very powerful weapons forged by the Eldar before the Fall to destroy the C’tan if they awoke again.
Through subtle schemes, the Deceiver has destroyed most of these terrible artefacts and has put the rest permanently beyond the reach of the Seers. The war that took place to achieve this aim destroyed a whole sector which included hundreds of planets and whole stellar systems, a destruction of a size never seen since the War of the Sky. The endless suffering caused means nothing to the Deceiver – he’d be able to destroy the Gothic Sector one thousand times just to get his objectives. In recent times, the Deceiver has communicated that he needs the rest of the stellar gods in case the C’tan wish to re-establish their realm once more. The legacy of the Old Ones persists and the long-ago slave races must now be put back in their place.
The Night Bringer:
The Night Bringer is the incarnation of death, a sadistic god with power to destroy the stars. He takes pleasure in causing damage and suffering not only to feed himself, but simply because he has got power to do so. His gaze is lethal and his powerful scythe has enjoyed the death of civilizations. With a ship imbued of his might, the Nightbringer has destroyed entire solar systems just for pleasure and has rejoiced in the uncountable and agonic deaths of billions of living beings.
With the extinction of the Necrontyr race, much of what was known about the Star Gods turned into mythology, although the knowledge about the Night Bringer has stayed latent in every race since that time. The war between the Old Ones and the C’tan unleashed forces beyond all understanding and the suffering caused to the older races cannot be fully understood. Among all the Star Gods, the Night Bringer is the oldest and the one who has caused more harm in the galaxy, as he soon discovered that horror and anguish were some of the tastiest delicacies.
The birth of the death:
The very star under which the Necrontyr lived their short and morbid lives gave origin to the Night Bringer, an energy as big as a sun’s. In their search for a weapon to defeat the Old Ones with, the Necrontyr turned to the mystic coalescent energy that fed from the photosphere of their own star. The first of the C’tan to manifest himself through the incorporeal starlight bridge was the Nightbringer, bringing with him the curse that had chased the Necrontyr race from its birth. After so long feeding from the nutritive but insipid power of the stars, the Night Bringer found far more pleasing the epicurean delicacies of the Necrontyr’s wrath and fear, so he destroyed those that had given him life feeding from the essence of their horror and suffering. His appetite was limitless and only through desperate prayers could the Necrontyr convince the creature they had invoked of the existence of other races beyond their world from which he could feed, innumerable species to destroy.
Shortly after, the Necrontyr awoke the powers of many more Star Gods and turned into their servers in the war against the Old Ones. As the rest of the Star Gods, the Night Bringer sought worshippers and slaves, even though many of his serves soon descended to the abyss of madness, as they were unable to endure the horrible and bloody visions his sole presence provoked. Used as he was to a diet of massacres, nothing else could satisfy his hunger, and so the Night Bringer soon joined the war against the Old Ones sowing destruction in entire regions of the space in the name of his monstrous appetite.
A time of massacre:
The war against the Old Ones resulted in a conflict of a magnitude never seen before in the galaxy and that it would have to suffer again, with both sides having the power of creation in their hands. As the fight grew bigger and the destruction increased, the Night Bringer forgot the reason why he was fighting, happy to be able to destroy and feed at will. The Night Bringer used his powers to reach into the minds of the younger races and to sow the seed of their darkest fears, feeding in that way from all the species whose existence was coated by the fear to death and mortality. Eventually, the Deceiver doomed the Night Bringer when he convinced him that the most succulent feasts were the live energies of his C’tan mates. So did start a reign of assassinations during which the Night Bringer reunited all his powers to use them to hunt and consume his god mates. While the other C’tan fought among them, others followed the Night Bringer’s example and started devouring each other, but no-one could equalize the magnitude of his slaughters.
When the Old Ones counter-attacked, the Night Bringer had just devoured most of the C’tan and there were only four of them left. The anarchy caused by the Old Ones’ counter-attack and the Enslaver plague made the surviving C’tan to abandon their last work and fall back to their stasis tombs. An irrational fear to the Night Bringer had extended in the psyche of many more races than he could ever had fed from, but he didn’t care. He had turned himself into the personification of death in the collective memory of every race and the fear to death was the present he made to the galaxy. The Eldar knew him as Kaelis Ra, the Light Destroyer, while for the incipient human race he was simply the Reaper. From all the younger races, only the Krork escaped from the appetite of the Night Bringer, and so their race stayed free from the fear to death.
The final treason:
While the Night Bringer got ready for his last sleep, the last schemes of the Deceiver came out. He had revealed to his enemies the location of the Night Bringer’s necropolis world and a fleet of alien ships tried to destroy the god of death before he could escape to his stasis tomb. They couldn’t make it, but they sent the mightiest weapon of the Night Bringer to the Inmaterium, a realm considered a curse to the Star Gods, avoiding so that he could accumulate the vast amounts of energy he required to survive to his burial.
However, the Night Bringer simply allowed his followers to perish while he subsisted thanks to the small morsels he had already taken. The millennia passed away and the Night Bringer was almost at the brink of extinction, since his power reserves were scarcely enough to keep him alive. But, thanks to the intervention of a Dark Eldar Kabal, the Night Bringer could obtain the power needed to awake. Even though weakened due to his long slumber, he could escape from his tomb in the planet Pavonis and jumped to the space to feed from the stars and grow strong again.
Before the Enslaver Plague:
The earliest mentions of the Void Dragon relate him to technology in a way that would indicate he had an amazing affinity and ability to control it. In a transcript of a Vox-communication between one Inquisitor Horst and a Tech-priest Alagos, the Void Dragon is mentioned as the most powerful of all the Star Gods and that he had the ability to create almost invincible warriors. Also, it is mentioned that the warriors could channel lightning into their foes, perhaps related to a Necron Lord's lightning field, although the impression given in this text is that of a much more widespread usage, perhaps making the lightning field more standardized, much like the disruption field. The Necrons at the time, though much more powerful than the recently emerged ones, were stopped by a force of Eldar warriors known as the "Iron Knights", or simply "Knights", powered by the souls of departed Eldar. This is before the rise of Slaanesh, so the souls of the Eldar would not be consumed, although where they went is unstated.
It appears now that the Eldar constructs were immune to the lightning bolts of the Necrons, indicating that perhaps these Necrons were not armed with the more familiar Gauss weaponry, perhaps a later modification made after these battles. It is possible that these Iron Knights are in some way related to the ancient Wraithguard, as they bear remarkable similarities to each other. They were also led by Wraith-Giants, possibly related to the Wraithlord, again with many similarities. It is said that many waves of Necrons were brought forth, but none could beat the Iron Knights, nigh-invincible as they were.
In the interim time gained by the forging of the Iron Knights, the Eldar god of the Forge, Vaul, created the Talismans of Vaul or Blackstone Fortresses as they are known to the Imperium. These too were powered by the souls of Eldar seers, and were used by Vaul to attack the Void Dragon. Here the legend provided by the Eldar ends, and there is little indication as to the outcome, other than the opinion of the Inquisitor, which was that the attack had failed.
Recent History:
This is most of the information available to us, giving the Void Dragon a mysterious character:
Translation of an Eldar artefact:
This article only briefly mentions the Void Dragon, saying that "The Vaul-moon shall bring forth the Dragon". It is possible that the term Vaul-moon references Mars, or another Forge World.
Interrogation of Tech-Adept Uvochi.
This article sees the introduction of the Void Dragon residing on Mars, specifically within the Noctis Labyrinth, an area visited by five Necron Shroud-class Light Cruisers. Although only one successfully landed on the soil of Mars, each ship survived alarmingly well, even against the greatest defences in the Imperium, until they were finally all vaporized.
Key Features of the Void Dragon:
- The Void Dragon may be based on Mars.
- The Void Dragon may be worshiped by some of the Adeptus Mechanicus as the Machine God.
- The Void Dragon may be feeding in order to return in strength.
- The Void Dragon controls and consumes victims slowly through the use of technological implants.
- The Void Dragon may be able to remotely control technology over vast distances.
Before the Enslavers:
The Outsider has even less written history than that of the Void Dragon. He takes part in one of the interpretations of the cause of the wars between the C'tan. It is said that the Laughing God of the Harlequins tricked the Outsider into consuming its own brother C'tan. It also implies that the Outsider, once tricked, was willing to consume other C'tan to attain ascension, however some of those he had consumed remained within, turning him insane. He also had a hellish presence, and he caused madness in all who came close and many killed themselves rather than having to face the Outsider.
The Outsider shares some similarities with the Night Bringer, in that it is said that to look upon him would cause terror, much like the Night Bringer's infusion of terror in the young races produced by the Old Ones. Also, another source gives a dance by the Harlequins of this precise moment when the Laughing God tricked the C'tan into consuming each other, except there the C'tan is most definitely the Nightbringer who was tricked. These similarities are not backed up specifically by any background information and is therefore unlikely that they are one and the same and there are sources that show many differences between the two.
Recent History:
The Outsider has yet to return to the fore in a recognisable form. These are the most important references known so far:
Translation of an Eldar Artefact:
The artefact has only one mention of the Outsider, "That Which Lies Outside will be drawn to the harvest", implying that the Outsider is named so because he is physically outside of something, possibly the galaxy.
Information gleaned from a Harlequin Shadowseer named Morilla:
This article gives one account of the beginning of the war between the C'tan, stating that it was the Laughing God who convinced the Outsider to consume the other C'tan. It also gives information on the Harlequins hatred of the Outsider as well as its complete lunacy.
Farseer Maechu of Ulthwé:
This article gives a brief description of the domain of the Outsider, possibly even his mind. It talks about inverted geometries and an illogical labyrinth. It also talks about how he captured 'harvest' and drived them insane but allowed them to keep a sliver of hope, in a way increasing their torture. They also cannot escape his realm.
Ex-Adept Cortswain:
The conversation between ex-adept Corteswain and Tech-adept Phineus may be an indication of the Outsider. Cortswain mentions "The One who lives Beyond, the Lord of Insanity". Also, the incident of the Skitarii being turned insane and killing each other in fits of madness matches more with the Outsider than any other C'tan.
Key features of the Outsider:
- Insane.
- Drives others to insanity and death.
- Some similar traits to the Night Bringer.